miércoles, 13 de julio de 2011

Mudos testigos del dolor ajeno


Muchas veces te toca ser testigo de los ríos de sangre que corren por doquier. Estás dentro pero nada ni nadie podrá tocarte, aunque lo ignores. Pero gracias a tu pasado, y a tus experiencias anteriores, sabes que esta inmunidad es pasajera, y que uno de los deberes primordiales en tu vida, es arriesgarte por los que ni siquiera te conocen.
Para muchos podrá parecer extraño, para otros demasiado suicida, sólo sigue tu instinto, y nunca dejes que el temor se apodere de ti. Habrá momentos en que la dificultad provoque que tu espíritu sea vencido, pero debes soportar todo lo que acontezca, no serán situaciones que veas ante ti, serán los hechos pasados los que correrán ante tus ojos, y te lastimarán de una forma que no tienes ni idea. Por eso dicen que cada quien cosecha lo que siembra. Recuerda que estás completamente solo, nadie te respalda, y mucho menos nadie te apoya en esta trágica historia, y sin embargo debes actuar, no permanecer como simple espectador, actúa, muévete, haz algo, aunque los demás estén sin hacer nada, tú sí puedes y deja ya de lamentarte en lo que habrá de sucederte.
Es difícil mantener una vida así, en la que todo un mundo espera que tu cabeza caiga sin reparo, pero si colocas tu vida en una balanza, comprenderás que vale la pena morir por lo que piensas, por lo que crees y lo que defiendes. No dejes que tu vida se seque y quede sin fruto, de verdad, no te quejes por lo que ya aconteció, hoy es lo que importa, hoy es el momento, quítate los viejos vestidos y recuerda lo que eres capaz de hacer. Verás que la recompensa es grande...aunque nunca te muevas por ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario